Taller Wim Hof, experiencia personal, viaje astral y psicotrópicos.
Hola, soy Albert Macián y quiero dejar constancia de lo que he vivido en este taller, no quiero venderte nada, necesito expresar esto al mundo, para que el mundo decida desde mi más sincera verdad.
Ayer viví una experiencia trascendental, algo extrasensorial, fuera de toda normalidad de sensibilidad. La sesión de meditación me llevó a otro nivel. Sentí que soy algo, algo que a la vez no soy yo mismo, como algo que no tiene forma, una energía quizás. Ese algo habita mi cuerpo, con el que estoy escribiendo estas palabras. Soy alma.
Me sentí desplazado de mi cuerpo pero a la vez conectado a él. Sentí ligereza en el ser, en la energía, como si estuviera dentro de mi cuerpo pero no ocupara todo el espacio, como si pudiera ver cada parte desde dentro, sin llegar a tocar. Nunca había sentido algo igual, en esas intensidades, sí cosas parecidas, he meditado muchas veces, hago respiraciones conscientes y el método Wim Hof todos los días, pero no tan tan potente. Tampoco sentí nada igual con psicotrópicos. Con drogas como el MDMA he llegado a ver alucinaciones y sentir cosas muy potentes, pero esto es distinto, esto es verdad, esto es el alma. Quiero dejar claro que actualmente no consumo ninguna substancia psicotrópica, y estamos delante de una respiración que consigue alterar nuestro sistema nervioso igual que una droga pero sin los perjuicios que conlleva una droga psicotrópica.

Esto fue un viaje, estaba cómodo estirado en el suelo, totalmente ligero y no sentía ninguna parte del cuerpo clavarse con nada, como una sensación de flotabilidad en el mar, absolutamente agradable.
En diferentes ocasiones, en las retenciones sin respirar, tuve la sensación de emocionarme, como si hubieran lagrimas en mi interior y quisieran salir, sin forzar nada, sin sostener nada, todo fue suave y fluido, no había dolor.
En otra retención sentí a mi madre cerca, pero no la podía pensar, solo se sentía, no la veía pero sabia que estaba ahí, como si su energía se mezclara con la mía. Sin pena, porque ya no está en este mundo físico, sino todo lo contrario, fue algo agradable, bonito, suave, ligero y especial. ¿Te estoy diciendo que hay otro mundo a parte del físico? ¿Un mundo energético? ¿La otra vida? Solo estoy contándote mi experiencia de ayer. He conectado con la energía de mi madre varias veces desde su fallecimiento, en esta ocasión sentí algo distinto, por el contexto, estaba estirado en el suelo de caucho del Box con otras 20 personas sintiendo y fluyendo con sus movidas, como conectados a ellos por el suelo, como si las raíces de cada uno se enlazarán con las de los demás.
A nivel físico, fue cómo estar bajo efectos de drogas como el MDMA, algo como una hipersensibilidad de la piel, los músculos y de las sensaciones de tacto y percepción. Pero sin ninguna substancia exógena. Era real. Los músculos se movían de forma NO-consciente, sentía como transitaba la energía por todo mi cuerpo de forma autónoma y fue gustoso, placentero, orgásmico. Fue agradable, como si estuviese tendido bajo un árbol, sintiendo la hierba en mis capilares, bajo su sombra y la brisa me envolviera y me estuviera quedando plácidamente dormido, vulnerable, sin ninguna sensación de alerta. Como dormir pero sin dormir, como ese punto en el que te vas a dormir pero sientes lo agradable que es quedarte dormido, esa paz que nos envuelve en ese momento. Puede que morir sea algo parecido.
El tiempo también fue una movida muy extraña. Cuando Uri (el instructor) dijo: vamos a hacer una sesión de 45’. Pensé: uff, eso puede ser muy largo para estar centrado en respirar tanto tiempo, no podré relajarme si tengo que pensar tanto.
Para mi sorpresa, cuando me introdujeron en ese estado meditativo, el tiempo desapareció por completo. Mi sensación al terminar la sesión fue como si hubieran pasado unos 6 minutos. Realmente sé que fueron 45 minutos porque mi Whoop (el reloj que controla la actividad) me marcó 45. También marcó unas pulsaciones mínimas de 50 y poco… Un estado de clama que solo puedo lograrlo durmiendo, pero no dormía…
Después de esta sesión donde realmente no tenia percepción de mi entorno, y no sabia si estaba rodeado de esas 20 personas o no, es decir, no sabia dónde estaba. Fue un viaje. Me sentí conectado a todas las personas que estuvieron ahí, como si lo hubiéramos vivido juntos, cada abrazo y agradecimiento fueron sinceros, reales, fueron la verdad, como si algo me hubiera conectado a esos seres para siempre, como un hermano. Un amor auténtico, sin intención, simplemente amor.
Esta es mi experiencia y no quiere decir que sea la experiencia de todos los participantes y tampoco escribiendo esto te quiero incitar ni a tomar drogas, por supuesto, ni te prometo que puedes sentir y vivir nada especial. Cada uno tiene su camino y su historia. La mía es esta y espero que te inspire y algún día conozcas la verdad.
Eternamente agradecido,
Albert Macián.